Reflexión de enero. Santidad Lasaliana

Durante la última semana del mes de enero, el colegio se revistió de santidad para celebrar que son muchos los hombres que dieron su vida por el Evangelio, también dentro de la familia lasaliana.

Pero, ¿cuál es la mirada que tendemos al hablar de santidad? ¿Cuál es la imagen de un santo en nuestro pensamiento? Los santos y santas de Dios son gente ordinaria como nosotros, con la misma carne y sangre que nosotros; pero tuvieron la valentía de ser diferentes, de hacer las cosas ordinarias de la vida a la manera extraordinaria de Cristo, de quien toman su valor. Los santos son amabilidad, integridad, entrega a Dios y a los hombres, trabajando por la justicia, la verdad y la paz.

El hermano Jorge Sierra compartía con nuestra Comunidad educativa lasaliana su testimonio de vida y vocación. En él, con cierta ironía tocaba los corazones de los jóvenes, señalando que “para sentir la llamada de Dios a esta vocación, no es necesario ver una luz celestial que te llegue de lo alto y te hable directamente, tenerlo todo clarísimo en tu vida o sentirte mejor que los demás”. Sino todo lo contario, “ser hermano es estar a disposición, al servicio de los demás y sobre todo de los niños y jóvenes, porque creemos que el mensaje de Jesús vale la pena”.

La santidad consiste en ser valiente, en pensar que el Evangelio vale la pena que construir el Reino de Dios vale la pena y que los pequeños, los más débiles son los más importantes para Dios. Y nuestro mundo necesita a gente que se comprometa porque nuestro mundo tiene muchas necesidades de alimento, de educación, de medicina, …

“De igual modo habéis de proceder vosotros con los niños que están confiados a vuestros cuidados. Vuestro deber es subir todos los días a Dios por la oración para aprender de Él todos cuanto debéis enseñarles.” (MR 198,1,2).

Esta meditación de nuestro santo fundador, San Juan Bautista de La Salle es la que mueve los corazones de Hermanos, educadores, PAS, catequistas, … para encontrar en la Educación el medio y modo de acercarnos más a Dios.

Marga Escribano

Delegada de Pastoral

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