Al hablar de Espiritualidad Lasaliana entendemos el conjunto de principios, ideas, sentimientos y modelos de comportamiento que caracterizan a los discípulos de La Salle en su deseo de ser fieles al Espíritu Santo.fghd
La Espiritualidad Lasaliana nos hace pensar en una especie de «rostro lasaliano» definido por una serie de aspectos que lo componen.
Nos referimos a un estilo de vida propio de todas aquellas personas que, dentro de un grupo reconocido, comparten verdadero parentesco espiritual y una consanguinidad apostólica como herederos y portadores del espíritu y la misión que Dios confió a San Juan Bautista de la Salle para la vida de la Iglesia.
Hay tres rasgos esenciales que configuran este rostro lasaliano: FE, CELO y COMUNIDAD.
Espíritu de FE
“El espíritu de este Instituto es, en primer lugar, el espíritu de Fe que debe mover a los que lo componen a no mirar nada sino con los ojos de la fe, a no hacer nada sino con la mira en Dios, y a atribuirlo todo a Dios”. (RC 2, 2).
“Reconoced a Jesucristo bajo los pobres harapos de los niños que instruís; adoradle en ellos; amad la pobreza y honrad a los pobres, (…) Muévaos la fe a hacerlo con amor y celo, puesto que ellos son los miembros de Jesucristo”. (MF 97, 3).
Manifestado en el CELO
“Ha sido Dios quien, con su poder y por bondad muy particular, os llamó para llevar el conocimiento del Evangelio a los que aún no lo han recibido. Consideraos, pues, como los ministros de Dios y cumplid las obligaciones de vuestro empleo con todo el celo posible y como quien ha de darle cuenta de ello”. (MF 140, 2).
“El espíritu de fe se hace patente en los Hermanos por el celo ardiente hacia aquéllos que les han sido confiados, a fin de disponerlos a acoger la salvación revelada en Jesucristo. Este celo, animado por el Espíritu Santo, inspira su oración apostólica y todas las actividades de su ministerio educativo. Participan así en la misión evangelizadora de la Iglesia; y por la promoción de la justicia y de la paz cooperan a la construcción del Reino de Dios”. (RC 7).
Y vivido en COMUNIDAD
“Piedra preciosa es la unión en una comunidad. Por eso la recomendó con frecuencia Nuestro Señor a sus apóstoles antes de morir. Si se la pierde, todo se pierde. Por eso, conservadla con cuidado, si queréis que vuestra comunidad perviva”. (MF 91, 2).
“Puesto que Dios os ha concedido la gracia de llamaros a vivir en comunidad, no hay nada que debáis pedirle con mayor insistencia que esta unión de espíritu y de corazón con vuestros Hermanos; pues sólo a través de esta unión alcanzaréis la paz que debe constituir toda la dicha de vuestra vida.
Instad, pues, al Dios de los corazones, que del vuestro y del de vuestros Hermanos forme uno solo en el de Jesús”. (MD 39, 3).