Dinamismos de la Espiritualidad Lasaliana

La espiritualidad lasaliana encuentra su origen en las experiencias diarias que llevan a reconocer la presencia y la acción amorosa de Dios. Esta interacción dinámica “toca los corazones” de los lasalianos y los mueve a ejercer como colaboradores de Dios en la misión. Es un dinamismo que proviene de la perspectiva de la fe, que resuena enérgicamente en cada auténtico encuentro educativo en el que “los bienes que se esperan” cuentan con la mediación de maestros atentos, prácticos, pacientes y amables. 

 

Participamos en la misión lasaliana cuando recordamos que la “Santa Presencia de Dios” abarca todo lo que decimos, hacemos o somos en nuestro ministerio de educación lasaliana o en nuestro proyecto educativo lasaliano. Lo específicamente lasaliano tiene que ver con un estilo, una metodología y una tradición que se explicitan en una relación educativa rica, constructiva y personalizada. Esta relación educativa está inspirada en una espiritualidad que se sustenta en la fe, la fraternidad y el celo ardiente.

 

La oración con la que se inician las actividades lasalianas ofrece una esperanza de partida y un fin determinante: “Acordémonos de que estamos en la Santa Presencia de Dios”. Alguna forma de esta oración se utiliza cada día en las escuelas, comunidades y obras educativas lasalianas de todo el mundo. Desde los orígenes, esta oración “servirá́ al maestro para renovar su atención sobre sí mismo y a la presencia de Dios, y a los escolares para habituarles a pensar en Dios de vez en cuando durante el día, y disponerlos a ofrecerle todas sus acciones, para atraer su bendición sobre ellas. En muy pocas palabras, y con una frecuencia habitual, es un enunciado que invita a la reflexión consciente, a la renovación de la conciencia y al cambio de enfoque. Las palabras son el marco del tesoro de ese silencio compartido. Esta principal oración e invocación lasaliana encierra una dimensión esencial de nuestra identidad, misión, comunidad y carisma lasalianos. Nos invita a hacer lo que decimos y a vivir lo que creemos. 

 

(“La Espiritualidad Lasaliana hoy”, Consejo General)