Nuestro compañero José Manuel Gázquez se jubila tras más de 42 años de profesión en nuestro Centro. Han sido unos años en los que indudablemente ha dejado huella en alumnos y compañeros. Gran de profesor de Educación Física y de Inglés, han sido muchas las generaciones que se iniciaron iniciaron en el segundo idioma con él, pero lo más importante la calidad humana. Será un hueco difícil de suplir, pero desde el Colegio le deseamos una feliz y merecidísima jubilación, La Salle siempre será su casa.
Mari Gracia, compañera y amiga de José Manuel ,le dedicó está palabras en su nombre y en el de todo el departamento de idiomas y amigos:
“Hoy celebramos un momento especial, no sólo para ti, sino también para todos los que hemos tenido el privilegio de conocerte y trabajar a tu lado. Llegado este día, quiero tomarme un momento para reflexionar sobre el impacto que has tenido en nuestra escuela, en nuestro departamento y, sobre todo, en nuestras vidas y las vidas de tus alumnos.
Tu pasión por la enseñanza y tu dedicación inquebrantable han dejado una huella imborrable. Has inspirado a generaciones de estudiantes a querer aprender inglés y educación física, siendo tus clases un espacio de creatividad y aprendizaje. Tu enfoque en fomentar un buen ambiente ha hecho que muchos estudiantes se sientan valorados y motivados.
Además de ser un excelente profesor, has sido un gran compañero y el mejor amigo, siempre con una sonrisa y dispuesto a ayudar al que lo necesite. Recuerdo las innumerables horas que pasamos programando mientras reíamos con tus bromas. Tu humor y tu sabiduría nos harán mucha falta, pero estamos encantados por ti y por este nuevo capítulo que comienzas, ya de nuevo lleno de proyectos.
Hablaba nuestro fundador, San Juan Bautista de La Salle, de las doce virtudes de un buen maestro: «compostura, silencio, humildad, prudencia, sabiduría, paciencia, moderación, mansedumbre, celo, vigilancia, piedad y generosidad». … No hay siquiera una de ellas que tú no tengas.
Gracias Jose por haber compartido tanto con todos, por enseñarnos la importancia de la familia, de cuidar a los amigos, vivir la vida y afrontar los problemas con serenidad, sentido del humor y sobre todo, siempre desde la entrega y la generosidad.
Aunque es difícil despedirnos, nos alegramos de corazón por todos los logros que has alcanzado y esperamos que disfrutes de cada momento de tu jubilación. ¡Te mereces cada instante de descanso, aventura y alegría!
Por último, quiero desearte, en mi nombre y el de todos mis compañeros, lo mejor de lo mejor, que nos des mucha envidia y que tengamos que ir a salvarte de las garras de una cervecita donde tú digas … en Trassierra, Fuengirola o allí donde tu moto te lleve…
Un beso fuerte”.