Querido compañero y compañera:
Hace poco que hemos comenzado el curso. Ya tengo todos los libros y he ojeado los programas. Hay libros que me pareen un verdadero rollo y temas que son un montón de páginas.
En medio de este alboroto se me ha ocurrido una idea que quiero contarte y creo que estarás de acuerdo conmigo.
Es cierto que el programa de este curso tiene cantidad de cosas, pero pienso que lo más importante no está en el programa, lo fundamental no está en los libros.
Si piensas un poco te darás cuenta que todavía no somos personas maduras y responsables: nos rebelamos como chiquillos cuando no nos dan la razón; nos da vergüenza cuando tenemos que decir algo delante de otras personas; hoy me entusiasmo con una cosa y mañana ya no me interesa;me gustaría ser alguien y hacer algo en la vida pero no me aclaro.
Estas y otras cosas que me interesan y me preocupan no las encuentro en los libros.
Si te acuerdas el curso pasado me propuse hacer un montón de cosas, pero es muy poco lo que he hecho. Muchos de mis deseos no se realizaron y ¿sabes por qué? Por la sencilla razón de que ser más responsable, más abierto, más comprometido, más solidario…, no estaba en el programa.
Todo el programa está hecho de cara al examen y todos somos iguales en el curso. Yo soy un estudiante, pero un estudiante que quiere prepararse para la vida, y en esto sí que no somos iguales, ni tenemos la misma vida, aunque tengamos el mismo examen.
Por todo esto. Yo creo que me hace falta un programa personal, ¿no te parece?Cada uno de nosotros tenemos que tener nuestro programa de vida, porque cada uno tenemos nuestros valores, nuestras cualidades, nuestros problemas, nuestra manera de ver las cosas.
Pienso que si al final de curso solo tuviera el programa que prepara para el examen, algo me seguiría faltando.
D. Manuel Expósito Jurado