Una experiencia para toda la vida

Somos Marta Aguilar, Ángela Arce, Ana Seco y Marta De la Haba, alumnas de primero de Bachillerato que tuvimos la suerte de vivir la experiencia de Guadalupe.

 

Para empezar, nosotras siempre hemos tenido a Dios muy presente gracias a nuestras familias y nuestro ambiente, pero realmente, estos últimos años han sido claves para construir nuestra propia Fe, gracias a distintas experiencias como Guadalupe.

 

El simple hecho de haber accedido a una plaza dos años seguidos aún siendo tan limitadas quiere decir que algo había para nosotras en esta experiencia y sin defraudar expectativas así fue.

 

Una de las cosas que más nos marcó en esta experiencia fue la oportunidad de rodearnos de personas que nos inspiran a acercarnos más a Dios como seminaristas, religiosas, sacerdotes y sobre todo mucha gente de nuestra edad unidos en su nombre.

 

Durante el camino tuvimos varios ratitos como rezar el Rosario, adoraciones y tiempos de silencio y reflexión, en los que desconectábamos de todo lo externo para tener un ratito a solas con el Señor, esto nos sirvió mucho ya que normalmente, en nuestro día a día no conseguimos sacar el tiempo necesario.

 

Pudimos hablar con gente increíble, esto nos sirvió para abrir los ojos, mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que todo lo que nos rodea es una suerte y que nuestra vida es un regalo de dios.

 

Estamos muy agradecidas de que nuestro colegio nos brinde este tipo de oportunidades que se salen del ámbito académico, ya que sin duda esta experiencia nos ha hecho reafirmar nuestra Fe.

 

Actualmente, seguimos preparándonos para nuestra confirmación y algunas de nosotras tenemos la suerte de ser catequistas de niños más pequeños y así guiar a niños en el camino de la Fe al igual que lo hicieron con nosotras.

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