Este mes la alegría y el gozo llenan nuestros corazones al conmemorar el nacimiento del Señor de La Salle: un hombre de Dios, un hombre resiliente, en el sentido de tener “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas,” de salir adelante en medio de las adversidades que la vida le fue presentando.
A los 372 años de su nacimiento, San Juan Bautista de La Salle sigue inspirando y diciendo algo al mundo entero. Es por eso que, en este breve escrito, traeremos a nuestra memoria algunos momentos difíciles que vivió para rescatar algunas nociones que nos permitan recordar su legado, y así darnos luz en estos momentos difíciles que vive el mundo entero.
Hay muchos pasajes de su vida donde podríamos ver esta parte resiliente del Señor de La Salle, sin embargo, nos limitaremos a enumerar algunos:
La pérdida de sus padres y la responsabilidad de encargarse de la administración de los bienes de la familia.
El abandono de su casa familiar para vivir con los maestros a los que él estaba formando.
La renuncia a la seguridad de los bienes y confiar en la providencia de Dios.
La oposición a su proyecto que encontró en “las autoridades eclesiásticas que no deseaban la creación de una nueva forma de vida religiosa”.
La experiencia que tuvo en las montañas de Parmenia.
Al ver la manera en la que afrontó estos momentos, podemos aprender lo siguiente: el Señor de La Salle nos propone dejarse guiar por el Espíritu de fe, que consiste en “mirar las cosas con los ojos de fe”. El mirar la realidad de esta manera le dio la capacidad actuar desde una perspectiva creativa, constructiva, esperanzadora y comunitaria, movida por el amor que Dios tiene para con la humanidad. La invitación es aprender a mirar y resolver nuestra situación desde esta visión de fe y descubrir la presencia de Dios en medio de nosotros.
La forma del Señor De La Salle de enfrentar los momentos difíciles también nos enseña que, en esos momentos, se dejó acompañar, ejemplo de ello cuando pidió el consejo de Nicolás Roland. Dejémonos acompañar y acompañemos al que está a nuestro lado sufriendo.
Hoy, en su natalicio, reconocemos al Señor de La Salle como un hombre resiliente, porque nos enseñó, con su vida y ejemplo, cómo afrontar y sobreponerse ante una situación adversa desde una mirada de fe. Nos enseñó a inspeccionar nuestro interior y dar respuesta honesta, humilde y creativa a cualquier situación, como ocurrió en las montañas de Parmenia. Nos enseñó a establecer lazos fraternos y solidarios con los más cercanos, con los más vulnerables de la sociedad. Nos enseñó a tener la iniciativa: esa manera de exigirse y comprometerse, día a día, con el proyecto educativo y con la persona misma. Él dio ejemplo con su vida de estos tres valores: fe, fraternidad y servicio.
La situación de hoy nos reta a ser resilientes como este santo. Al conmemorar su nacimiento, estamos llamados a mirar nuestra realidad con ojos de fe, a caminar juntos, a comprometernos por mejorar la situación que vivimos, buscando respuestas creativas a la situación actual. Debemos darnos la oportunidad de profundizar en nuestro interior para conocernos y descubrir en lo profundo de nuestro propio ser la presencia de Dios. Nos toca ser resilientes y caminar juntos, acompañar y dejarse acompañar. Es momento de reflexionar, ¿desde qué perspectiva estás mirando la situación que enfrenta el mundo y que enfrentas tú? ¿Soy resiliente al estilo de san Juan Bautista de La Salle? Ya es hora de “no mirar nada sino con los ojos de la fe, (y) no hacer nada sino con la mirada puesta en Dios”.
¡Feliz día del nacimiento de San Juan Bautista de La Salle!
Fuente: Universidad La Salle Nezahualcóyotl
Equipo de Formación e Identidad Lasaliana